Tu niño, su tos y sus mocos forman equipo desde que acaba el verano hasta que empieza de nuevo. No es casualidad que a los niños se les llame “mocosos” Ésta es una realidad que viven muchos padres y que en ocasiones llega a desesperar.
En la mayoría de los casos estos síntomas se deben a infecciones respiratorias de vías superiores, es decir, catarros. El resfriado común puede estar ocasionado por un gran número de virus, unos 200. Esto hace que un niño pueda acatarrarse unas 8-10 ocasiones al año (si quitamos julio y agosto para descansar, sale a un catarro al mes).
En un niño con tos y mocos debemos estar pendientes de algunos signos que sugieran una complicación, como lo son el que esté comiendo menos, el que le cueste respirar o la aparición de fiebre. Conviene diferenciar además por edades, no es lo mismo un niño con mocos de pocos meses, que un niño que ya haya cumplido el año. En el caso de los más pequeñines tendremos que vigilar de cerca que estén comiendo más o menos bien, y el hecho de que aparezca fiebre en un niño menor de tres meses siempre es motivo para consultar en un centro sanitario.
¿No hay nada para los mocos? El mejor tratamiento para los mocos es realmente económico y conocido por todo el mundo: el pañuelo.
¿No disponemos de un medicamento que elimine el microorganismo que causa las molestias? Pues no, al ser una enfermedad producida por virus, no tenemos un antibiótico que los elimine, por lo que tendremos que dejar esa labor a las propias defensas del niño, que se encargarán de eliminarlo a su debido tiempo.
¿Pero no me puede mandar algo para los mocos? Sí, es verdad, hay infinidad de jarabes para la tos y los mocos, pero la realidad es que la eficacia de estos medicamentos es muy limitada, viéndose en estudios que tenían un efecto similar al placebo, es decir, que dándole el jarabe se curaba al mismo tiempo que si no se le daba. De hecho, se realizó hace unos años una revisión cuidadosa de las publicaciones científicas realizadas y se concluyó que la miel era mejor tratamiento para la tos que los jarabes destinados a ese fin.
Por tanto nuestros esfuerzos irán destinados a aliviar los síntomas del niño, ya que la curación de la enfermedad corre a cargo de sus defensas, no disponemos de un antibiótico que elimine los microorganismos que le causan las molestias.
Para aliviarle los síntomas iremos allí donde lo notamos molesto:
- Lavados nasales: los realizaremos cuando el niño se encuentre molesto por tener mucha cantidad de moco y le dificulte a la hora de comer o de dormir. En este caso recurriremos al lavado nasal previo a las tomas o antes del descanso. Pulsa en este enlace para saber como realizarlos.
- Incorporar el colchón: El exceso de mucosidad puede ocasionar que empeoren las molestias al acostarse el niño, ya que en esta posición le caerá más mucosidad en la garganta, provocándole más tos y más sensación de agobio. Para ello incorporaremos el colchón un poco para que la posición del niño sea un poco semisentado.
- Miel: La miel se ha mostrado más efectiva que los jarabes para la tos, aunque eso sí, recordad que no se debe dar en menores de un año.
La tos y los mocos están presentes en los niños durante buena parte del año, especialmente en los meses de invierno. Conocer los síntomas, saber qué es lo que se puede hacer y qué se debe vigilar ayudará a afrontar la situación con más tranquilidad.